No hace mucho estábamos
en Fuente De, en la terraza, junto a la terminal inferior del
Teleférico, y empezó a llegar, a nuestro lado, un grupo de
jubilados que acababa de bajar y se agrupaba con otros compañeros
del grupo que se habían quedado abajo, y que les preguntaban: ¿Qué
tal? Mal contestaban. Venimos muertos de frío. Arriba había niebla
espesa. Sorprenderse no podían haberse sorprendido, porque desde
abajo se podía contemplar cómo la cabina se perdía, al subir, en
un mar de nubes. Pero venían en una excursión desde Murcia, y nadie
les había prevenido de que podían encontrarse con un panorama tal.
Había que subir el teleférico. Entraba en el paquete que habían
pagado y su frustración era grande.
Hace unos dos meses,
subimos al Valdecebollas, próximo a la divisoria entre Palencia y
Cantabria. Dejamos los coches junto al esperpéntico Refugio de El
Golobar, esperpéntico porque es un “gigante turístico”
inacabado, que amenaza ruina y que le han tenido que tapiar las
puertas y ventanas para evitar que entre alguien y se accidente. Creo
que el proyecto se financió con dinero público... mientras alcanzó
el presupuesto.
¿A qué viene todo esto?
Hemos subido seis veces,
creo, a Castro Valnera y en sólo dos hemos podido contemplar el
panorama. En las demás la niebla nos lo impidió. Realmente, desde
Santander, su mole es espectacular y “nos llama” a verlo de
cerca. Es una cumbre mítica. Pero, una vez allí, la suerte puede
que no nos acompañe. Y estoy hablando de verano, porque, en
invierno, otoño e, incluso, primavera, el frío y la humedad suelen
ser intensos.
Digo todo esto porque
supongo que los “tropecientosmil” inversores interesados, según
Diego, en el proyecto que su Gobierno promociona, se habrán
informado y serán conscientes de que la climatología del lugar no
es la más propicia para ese tipo de desarrollo turístico. Es cierto
que, después, una intensa campaña de promoción podrá atraer a
toda una caravana de jubilados, como aquellos de Murcia, y su
frustración será grande. Pero no importa. El negocio es el negocio,
la inversión es la inversión. Pero el fraude es el fraude. Y no
digamos nada de la tan cacareada creación de empleo. Que se lo digan
a los vecinos de Brañosera que esperaron ilusionados tener un puesto
de trabajo en el Golobar.
No obstante, a ese
teleférico hay alternativas. Mejorar un poco la pista ya existente,
que parte del km.12 del Puerto de Estacas de Trueba, puede ofrecer
una variante mucho más barata y, por supuesto más saludable: una
senda de apenas un kilómetro, con un desnivel del 10%, para recorrer
a pie, y llegar a Peñallana, el mismo lugar que el previsto para
situar la terminal superior del teleférico. Sólo habría que hacer
un aparcamiento donde arranca la variante y algunos pequeños
miradores salteados, a lo largo del trayecto. Por supuesto que las
vistas que ofrece el lugar son espectaculares... cuando no hay
niebla. La misma ascensión por la carretera ya ofrece un panorama
impresionante, digno de pararse a contemplar. La Vega de Pas
recogería todo el beneficio económico producido por el atractivo
turístico, máxime cuando la niebla impida a las jubilados de Murcia
completar su excursión con la visita al alto de Peñallana, incluido
en el paquete que “les habrán vendido”. Una vez llegados hasta
aquí, seguro que mitigarán su frustración haciendo gasto en los
establecimientos de La Vega.
Aclaro que, quienes
andamos por esos andurriales, no somos montañeros avezados, sino un
grupo de jubilados y jubiladas animosos, que nos demostramos a
nosotros mismos que, sin grandes esfuerzos, podemos disfrutar de la
Naturaleza, en estado puro, con poco gasto y con muy buenos
resultados. Y que somos conscientes de nuestros límites, que no nos
gusta que nos lleven en parihuelas a donde no podemos llegar por
nosotros mismos. Y menos, que nos lleven engañados. Hay, en
Cantabria, mucha “Montaña Fácil” (así se llama el blog de
nuestro grupo) con la que poder disfrutar por uno mismo. La mejor
promoción será una abundante y buena información.