Acabo de participar, en
Torrelavega, en una concentración-cadena humana de protesta, que ha
rodeado la parcela en la que se pretende construir un “Centro de
Emprendedores”, ese tipo de iniciativas que se ha puesto de moda,
en los últimos tiempos, y que, más bien, se reduce a iniciativas de
algunos “políticos emprendedores”, que pretenden así justificar
su sueldo y, también, llenar los bolsillos de algún amiguete
constructor y, quién sabe si, incluso, los suyos propios, mediante
el cobro, en negro, de la correspondiente comisión.
En Torrelavega, existe ya
un Centro con ese fin y que, lamentablemente, sólo funciona al 50%
de su capacidad. El nuevo que se pretende pasará, por tanto, sin
duda, a engrosar la larga lista de despilfarros y obras faraónicas
sin sentido que se esparcen por todo este país, tan castigado por la
crisis. Sólo la obra proyectada supone un gasto de 5,5 millones de
€, amén de otros gastos que rodean el expediente, y que pudieran
suponer duplicar dicha cantidad. Oponerse, por tanto, a este
derroche, parece obligado, en una ciudad con tantos parados.
La concentración ha sido
calificada de éxito por los organizadores. Por supuesto que todos
quienes nos manifestábamos estábamos convencidos de la justeza de
nuestra protesta pero ¿toda la gente que pasaba por delante nuestro
entendía lo que estábamos haciendo? ¿Nos preocupaba, al menos, que
pudieran no entendernos?
Una manifestación es una
forma de expresión. Y toda expresión comporta un contenido. Y
nuestra manifestación, amén de otras consignas muy manidas,
solamente dejaba claro que no queríamos el mencionado Centro. No
ofrecíamos ninguna alternativa en que emplear esos dineros públicos,
no reivindicábamos que se gastasen en algo más beneficioso para el
conjunto de la población, a pesar de que la lista de
reivindicaciones que podíamos presentar es, en estos momentos, interminable. Con nuestro rotundo, pero escueto, rechazo, no
taparemos la boca a quienes se conforman con que, si se lleva a cabo
el proyecto, “al menos, unos cuantos tendrán trabajo”, mientras
se construye.
Habernos puesto de
acuerdo, de antemano, sobre transmitir un mensaje más entendible
para la mayoría de la gente hubiera completado el éxito de nuestra
acción. Pero, posiblemente, no hubiera sido fácil, dada la
tendencia, actualmente muy extendida, de que la organización está
en contra de la libertad.
No perdamos de vista que
nuestro objetivo es parar el proyecto, y que, para conseguirlo,
necesitamos promover una verdadera marea en contra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario