La pregunta, no obstante, que
inevitablemente surge, a estas alturas, es si Sniace tiene futuro con Mezquita
al frente.
La presencia y trayectoria de
este ejecutivo al frente de la empresa apuntan a que no, que no se puede
esperar que con él el futuro de Sniace se consolide razonablemente. Al menos es
mi opinión. Y digo razonablemente, ya que no ignoro que Sniace no es un islote,
sino que, como toda empresa mercantil, su éxito o fracaso, su viabilidad, en
definitiva, está, en gran medida, condicionado por el entorno económico en que
se desenvuelve.
Mi opinión viene avalada por los
siguientes argumentos:
Mezquita fue elevado a presidente
como respuesta política a la exigencia de los trabajadores de que fuese
destituido el anterior Presidente, de nefasto recuerdo. Pero aquellas
circunstancias pasaron.
La gestión de Mezquita ha tenido
las siguientes características:
Su aportación económica al
capital de Sniace es nula o insignificante. Vamos que, como se suele decir
popularmente, Mezquita “tira con pólvora del rey”, no ha puesto ni un duro en
la empresa.
Se ha caracterizado Mezquita por
no querer compartir el poder con nadie, lo cual es una seria dificultad para
obtener participación de otros capitales que, lógicamente querrán tomar parte
en el control de los dineros que vayan a invertir.
Mezquita se ha especializado en
presentar multitud de proyectos sin fondos, pendientes de que otros pongan los
medios para llevarlos a cabo. Así, cualquiera labra el futuro de una empresa. Recuerda
un poco Mezquita al Presidente Regional, Ignacio Diego. El proyecto de la tan
traída y llevada Planta de Bioetanol ha quedado obsoleto y, de haber estado en
funcionamiento, posiblemente, hoy, sus trabajadores estarían también en ERE.
Las plantas de bioetanol que hoy son rentables utilizan tecnología de nueva
generación. Por cierto, es cómico que el PSOE base su apoyo a Sniace, pidiendo,
en el Parlamento de Cantabria, que se retome el tema del aval del Gobierno
Autónomo para ese proyecto. ¿En qué mundo vive esta gente?
Mezquita optó por dedicarse al
sector de la energía, sector, por cierto, que utiliza mucho menos personal,
dejando prácticamente abandonadas sus producciones históricas, Celulosa y
Fibras. Consideraba Mezquita estas producciones obsoletas, por pertenecer a
sectores maduros, según él, que no iban a dar más de sí. Su falta de visión
empresarial ha quedado patente. Y, no sólo porque no haya sido capaz de
desarrollar sus proyectos energéticos, sino porque le ha faltado olfato, porque
no ha sido capaz de vislumbrar que, de unos años para acá, las demandas de
celulosa dissolving y de fibra artificial, ambas especialidades de Sniace, iban
a estar y están en continua alza a nivel mundial.
Posiblemente, Mezquita es ahora
conocedor de esto último. De ahí su afirmación de que el futuro pasa por invertir
en Celulosa y ampliar la producción de cierta clase de fibra que ya produce
Sniace, y que es hoy muy demandada en EEUU y que pronto lo será también en
Europa. Es de sabios cambiar de opinión. Pero que no nos venga con monsergas.
El cuento de la adquisición de un nuevo (de segunda mano) Secadero para Celulosa
se parece al de la buena pipa. ¿Cuántas veces se nos ha anunciado que había
puesto una señal para su compra? ¿Es el Secadero el único problema de Celulosa?
¿Y para Fibrana qué? Y todo el tiempo perdido para sacar estas plantas a flote
¿cómo se recuperará? Como no concrete más es difícil que le sigamos creyendo.
Y un último dato que retrata el
carácter de la gestión de Mezquita en su política de personal: de los 22
millones de euros que supone la masa salarial de una plantilla de quinientos
ochenta trabajadores, 80 personas se llevan ocho millones, quedando los quince
restantes para repartir entre quinientos trabajadores. Sin entrar a poner
nombres y apellidos a esos ochenta, ni a describir lo que aportan con su
trabajo, el dato global es escandaloso.
Por último, dice Mezquita que el
futuro pasa por cómo respondan las Instituciones a sus demandas. En el bien
entendido supuesto de que los gobiernos tendrán que cumplir la Ley, en cuanto a ayudas se
refiere, no estaría de más que los gobernantes comprobasen todos estos datos y
los tuvieran en cuenta, a la hora de tratar con este personaje si, como dicen,
su preocupación principal es el mantenimiento de los actuales puestos de trabajo.
Por cierto, la lentitud con que el Gobierno de Diego está actuando, en este
tema, sugiere que, o no tiene voluntad real de arrimar el hombro, o se dedica,
una vez más, a engatusarnos con buenas palabras o, simplemente, no sabe por
dónde van los tiros. Su responsabilidad es, cuando menos, demostrar y exigir
claridad y celeridad en la toma de decisiones. De momento, sobre el estado de
la cuestión, parece que hay diferentes versiones entre lo que dice la empresa y lo afirmado
por Diego y urge una aclaración.
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