Dice el portavoz del Comité de empresa de Sniace que el
Presidente Mezquita dice. ¿Cuándo nos dirá el Comité lo que el Comité dice?
Tanto como lo que dice Mezquita, a todos interesa saber lo que el Comité le
responde.
Pero, no sólo el Comité. Queremos también saber lo que dicen
esos políticos que tan “solidariamente” se dejan ver en las manifestaciones de
los trabajadores, pero que, hasta ahora, no han aportado solución creíble
alguna.
Porque los trabajadores y trabajadoras de Sniace necesitan
resolver, urgentemente, un problema, a saber, ¿cómo se explica que la empresa,
parada al 70%, pueda tener más pérdidas que funcionando? ¿Por qué las pérdidas
que prevé Mezquita son mucho mayores que las que se puedan atribuir al
manoseado céntimo verde y demás cargas fiscales, cuando, además esas cargas
afectarían, en todo caso, a la empresa si estuviera a pleno rendimiento? ¿Cómo
lo explica Mezquita? Algún secreto tiene que haber, alguna razón que, al común
de los mortales se nos escapa.
Y, cuando decimos al común de los mortales, incluimos
también a los políticos, que siguen insistiendo en proponer ocurrencias que dan
por buenas las palabras del Presidente Mezquita. ¿No se han planteado tampoco
los partidos que lo que dice Mezquita es la cuadratura del círculo?
Ironías aparte. Preocupa ver con qué frivolidad se está
tratando el problema de Sniace que, por otra parte, no se diferencia mucho de
lo que está pasando con otras empresas. Y no sólo preocupa por los trabajadores
y trabajadoras de Sniace, que sufren directamente el problema, sino también y,
sobre todo, porque están en juego varios cientos de puestos de trabajo que
tanta falta hacen en la comarca del Besaya, y que la parsimonia con que se está
llevando el tema está poniendo en serio peligro.
Los trabajadores y trabajadoras
de Sniace se encuentran ante el momento de la verdad: o consiguen de la empresa
compromisos y planes fiables, o están llamados a quedarse para siempre en el
paro los que ya están, e ir a hacerles compañía los que aún no lo están. Los
resultados económicos del primer trimestre de este año no tenían por qué
sorprender: los datos de la empresa de los últimos años dejan, bien a las
claras, que el problema de Sniace no es ni el céntimo verde ni el canon de saneamiento,
aunque estas ambas cosas lo hagan más grande. Pero, de ninguna manera son el
problema principal.
¿Tiene futuro Sniace? Por
supuesto. Sniace es una de las pocas empresas privilegiadas, en estos momentos
de recesión económica, que exporta el 100% de sus producciones principales,
Celulosa y Fibras. Tiene productos que ofrecer y para los que hay demanda. Que
no lo haga en condiciones rentables dependerá, como en cualquier otra empresa,
de sus costes de producción, de sus mejoras tecnológicas, de su organización,
de su estructura, de su gestión. Es claro que, en los momentos actuales,
conseguir financiación no es fácil. Pero, con las condiciones de Sniace, si se
lucha adecuadamente por ello, es una apuesta con visos de ganarse, y es el reto
que tiene Mezquita delante.
La última manifestación iba
encabezada por la pancarta “Sniace luchando, acabará ganando”. Parece un
presagio. Además la portaban mujeres jóvenes y veteranas. Todo un símbolo.
Detrás, relegada a un segundo plano, la del Comité, esa pancarta del “otra
vez”, que produce sensación de cansancio y resignación. El mensaje de lucha
pasaba al primer plano, dejando atrás el cansancio y el conformismo.
No puede haber otro ERE sin
compromisos de futuro. Por mucho que lo tema ya cierta parte del Comité y lo
repita machaconamente, por mucho que la empresa hable de ello como un mal menor.
De momento no lo ha anunciado. Y las trabajadoras y trabajadores no lo van
aceptar, no se van a quedar de brazos cruzados. Estamos seguros. De momento,
empiezan a orientar su presión hacia la empresa, una semana de huelga y una
“visita” a la Junta
de Accionistas. Será sólo el principio, si no se producen avances.
La responsabilidad del Comité, a
partir de ahora, es mantener unida a la plantilla, y eso se consigue informando
puntualmente y con objetividad, y dando oportunidad a que la gente hable
serenamente y decida. El Comité no puede cargar en solitario con la
responsabilidad de tirar del carro. Tampoco puede salir a dar la cara cuando
debería hacerlo la empresa. Por su propia conveniencia. Y porque la verdadera
fuerza del Comité está en el conjunto de los trabajadores y trabajadoras y no
en la condescendencia con la
Dirección.
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