¿Y ahora qué?
El Comité de empresa de Sniace ya
ha conseguido aquello por lo que llevaba tiempo suspirando: una reunión a tres
bandas. ¿Y cuál ha sido el resultado?
El resultado es que, quienes
debían sentir sobre sus espaldas todo el peso de la presión se siguen yendo de
rositas.
El que en la reunión no se
concretase nada era de esperar. Hay, en el Comité, gente veterana que debería
tener claro esto. Es más, tal como parece que se ha desarrollado el encuentro,
se podía, incluso, aventurar que Diego y Blas Mezquita van de la mano. Que
están demorando la respuesta de común acuerdo, sin importarles la situación de
los trabajadores e, incluso, esperando que éstos se cansen de zapatear por las
calles. Nos hablan de avances que nadie ve. Porque la empresa no es algo
abstracto. Cuando los políticos y los sindicatos hablan de las empresas en
abstracto es cuando nos quieren vender aquello de que “lo importante es que la
empresa siga”, aunque sea con la mitad de la plantilla. No, señor Diego, los
trabajadores y trabajadoras de Sniace no tienen ahora más futuro” si sus
puestos de trabajo siguen en peligro. Es más, se empiezan a temer lo peor. ¿De
qué futuro y de qué empresa nos habla Ud.?
La reunión hubiera servido para
algo si, por lo menos, cada parte hubiese puesto en claro su postura, de forma
que ahora sabríamos todos a qué atenernos. Algunos pensábamos que Diego iba a
poner sobre la mesa lo conseguido por el Gobierno, fuese poco o fuese mucho, lo
posible, y que la pelota quedaba únicamente en el tejado de Mezquita. Pero no
ha sido así. Decididamente, van de la mano. No es casualidad que fijen la
próxima reunión para cuando los trabajadores tienen pensado hacer huelga.
Mezquita, cuando aparece (que no es a menudo), sigue campando a sus anchas.
Como si no fuese él quien ha cerrado la planta de Viscocel y ha mandado a la
gente al paro. Algún día llegará en que el Comité se caiga del burro y se
lamente del colchón que viene otorgando a Mezquita. Visto desde fuera, esta
actitud no tiene explicación.
O sí.
Una parte del Comité, quizás
influenciado políticamente más de lo debido, está haciendo el juego al PSOE.
Todo lo que perjudique al PP le vale. Otra parte, cercana al PP, creyó, al
principio, que, metiendo al Gobierno Regional por medio, le brindaba la
oportunidad de que éste se apuntase un
tanto. Y, si esto no se producía, los “seguidores” del PSOE se
estrellarían, lo cual, también, a ésta segunda parte le valía. Unos y otros
miraban, pues, en la misma dirección, aunque con intención distinta: Peña
Herbosa, la sede del Gobierno, el despacho de Diego. Diego sería el salvador o
el culpable.
Pero, a Mezquita, ni nombrarle.
Unos y otros han creído todo lo que dice, empezando por los datos de la memoria
del ERE, dándolos por buenos, como si realmente lo del céntimo verde fuera el
problema, sin exigirle resultados en su gestión empresarial en todo este período, creyendo las
milongas de que los inversores, “sin saber por qué”, iban y venían, sin dar
explicaciones. Lo mínimo que se le debe exigir a un empresario cuando lo que
necesita la empresa es inversión es que busque financiación. Pero no, El
Presidente de Sniace no aparece en los discursos del Comité. Es más,
“inocentemente” (algunos dirían que de inocentemente, nada), se ha convertido
en su portavoz, casi diríamos que en su defensor. Sólo así se explica la
vehemencia con que saltan algunos cuando otra parte del Comité insinúa que los
tiros hay que dirigirlos, ante todo, hacia la empresa.
Pues bien. Hay que hacer balance.
Se ha conseguido la tan ansiada reunión pero, ni tan siquiera hemos obtenido un
no por respuesta. No nos permiten siquiera que nos cabreemos. Sólo esperan que
nos cansemos. Diego y Mezquita son muy cucos. Y algunos miembros del Comité
“los tienen de grandes como el caballo de Santiago”.¿Seguimos esperando? ¿Por
qué dejar para final de mes esa semana de huelga que puede ser la primera gran
verdadera presión para empresa y Gobierno? Reconozco que, opinar, desde fuera,
es fácil. Pero contemplar cómo una plantilla se puede romper, separando a los
que trabajan de los que están en paro, es muy preocupante.
Si el Comité no se pone de
acuerdo sobre esto, modestamente, creo, debería llevarlo a la asamblea y
debatirlo pausadamente, de forma que sean los trabajadores y trabajadoras quienes
asuman su responsabilidad y decidan. No limitarse a informar. Forzar a que la
gente opine y se comprometa ¿O es que alguien no piensa, porque esté
trabajando, que se le avecina un futuro muy negro si dejamos que la empresa y el
Gobierno decidan según sus planes?
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