Hay quien está basando
toda su estrategia sobre el hecho de que vivimos un momento de
auténtica emergencia social. Que se nos ha abierto una puerta. Y que
no podemos dejar pasar la oportunidad de atravesarla.
Nadie niega que el
panorama político está revuelto y que los partidos tradicionales
buscan, a toda costa, no perder comba. Y que los minoritarios de
izquierda sólo hablan de unidad. Es cierto que se nos presenta la
mejor ocasión, desde hace mucho tiempo, para quienes estamos
empeñados en cambiar profundamente las cosas. Pero, de ahí, a que
sea esta la única y última oportunidad para intentarlo, va mucho
trecho. Y, más aún, si lo que pretendemos es ganar la guerra y no
sólo alguna batalla.
No quiere esto decir que
no podamos contemplar el panorama con ilusión, porque una
oportunidad como la actual, la mayoría ni la ha vivido ni siquiera
ha soñado con encontrársela. Pero la ilusión no basta para cambiar
las cosas.
Una mayoría de gente
repite que la política tradicional no sirve paras solucionar los
problemas que tenemos, y reniega de que los partidos mayoritarios y
los sindicatos oficiales se empeñen en que su situación de
privilegio no cambie. Y no es que esos partidos y sindicatos sirvan o
no, sino que es su forma de hacer política la que no sirve,
fundamentalmente, por una cosa, y es que la gente no confía en
ellos.
Y, por eso, se han puesto
en marcha cantidad de movimientos, con objetivos concretos,
distintos, pero con un denominador común: la gente busca solución a
sus problemas por ella misma, la busca directamente, sin esperar a
que nadie se la consiga y, menos aún, que lo hagan quienes, hasta
ahora, prometían y prometían, y decían estar ahí para,
precisamente, encontrar esas soluciones y que, sin embargo, no han
hecho nada por conseguirlo.
Desconfianza en la
política de las promesas y la palabrería, ilusión, y protagonismo
de la gente, son, sumados, los elementos que conforman la situación
actual, que podemos calificar de oportunidad, grande o pequeña
(aunque no la última), y que no podemos permitirnos el lujo de dejar
pasar.
Pero también, dentro de
este panorama, corremos el peligro de sustituir una palabrería por
otra. Y, por eso, debemos exigir y exigirnos la mayor coherencia
posible, de forma que no nos engañen, no nos engañemos, y no
engañemos a nadie, y echemos por tierra la ilusión y la esperanza
despertadas en tanta gente. Es el momento de demostrar, con hechos,
la verdad de nuestras palabras.
Decía, hace unos días,
que debíamos ponernos en marcha ya. Que las próximas elecciones son
una oportunidad para avanzar por nuevos derroteros, para
organizarnos, y para sumar amplias mayorías, algo con lo que muchos
decimos estar de acuerdo. Pues ha llegado la hora de hacer propuestas
concretas.
Me centro en Torrelavega
porque, en este municipio, existe una larga trayectoria de
movimientos alternativos y de iniciativas electorales populares, y
porque puede servir de paradigma, en Cantabria y en otros puntos del
país, para ese movimiento de unidad que todos decimos querer poner
en marcha. Existe en Torrelavega un movimiento municipalista popular
e independiente, contamos con un movimiento obrero de rica y larga
historia, existe sindicalismo combativo, existe movimiento vecinal de
probada experiencia en luchas y trabajo, existe tradición de
movimientos sociales de todo tipo... hay madera para construir ese
bloque amplio, necesario para empezar a cambiar muchas cosas.
Sólo falta ponernos de acuerdo sobre los pasos a seguir.
No se trata de inventar
nada y tampoco de copiar todo lo que estén haciendo en otros sitios.
Afortunadamente se están poniendo en marcha iniciativas, en muchos
sitios, de las que podremos aprender.
Con la libertad que me
proporciona no pertenecer a ninguna formación política, ni ostentar
ningún cargo en organización alguna, con la responsabilidad que
creo haber demostrado, con mayor o menor acierto, en defensa de los
trabajadores y trabajadoras y, en general, de los más
desfavorecidos, y además de dejar claro, desde ahora mismo, que
tengo absolutamente decidido no formar parte de ninguna lista
electoral, sí me permitiré hacer propuestas, y estoy dispuesto a
trabajar por ellas. Por supuesto que sigo afiliado al Sindicato
Unitario pero, en esto, actúo a nivel personal.
Y, con la misma libertad,
me permitiré, convocar a una primera reunión (y que, por mi parte,
será la última), en la que podamos empezar a hablar y organizarnos.
Sobre la base de no
contentarnos con participar en las elecciones, sino que
pretendemos algo más amplio
que la mera presencia en las instituciones, el objetivo inmediato
sería empezar a conversar
para llegar a un acuerdo sobre un diagnóstico
y un programa mínimo, sobre una única
lista electoral, y sobre la constitución
de una asamblea de debate, decisión y control de los
representantes electos, como forma de desarrollar la acción
política. Sobre en qué puntos de programa nos pongamos de acuerdo,
cómo llegar a esa lista, si buscar o no el aval previo de una
amplia mayoría, cómo conformar la asamblea, hasta qué punto va a
ser abierta, cómo deberá funcionar, etc. serán cosas que tendremos
que dilucidar entre todos y desde el principio.
Dos cuestiones, sin
embargo, sugiero, que deberíamos establecer de antemano y que
revelarían claramente el carácter de la nueva candidatura: Primera,
los representantes electos de esa candidatura no apoyarán, bajo
ninguna condición, ni en ningún caso, el nombramiento de
alcalde de candidatos del PP, PSOE o PRC, ni formarán parte de
ningún gobierno municipal o pacto de gobernabilidad con dichos
partidos. Y, segunda, todos los candidatos firmarán previamente, sin
fecha de ejecución, la renuncia a su cargo, resulten o no
elegidos, de forma que puedan ser efectivamente revocados si
la asamblea lo considera justo y conveniente, de acuerdo con los
principios que la propia asamblea establezca.
Avanzar y comprometerse
en torno a esta propuesta u otra parecida, entiendo, concierne ,
en Torrelavega (si somos
coherentes), a ACPT, PODEMOS, Izquierda Unida, PCPE, UGT,
CCOO, Intersindical Cántabra, STEC, Sindicato Unitario, Sindicato
Ferroviario, CUOS, Unión Vecinal, Asociaciones de Vecinos, PAH,
Plataforma contra el Fracking, Cantabria No Se Vende, Centros
Sociales, Asociaciones culturales y ciudadanas de todo tipo... y
todas aquellas personas de buena voluntad que quieran arrimar el
hombro para poner en pie y llevar adelante semejante empresa. A todos
ellos me dirigiré para invitarles a una primera toma de contacto.
Efectivamente, hay madera
para ilusionarse.
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