RESPUESTA,
de Pedro, a “APUNTES CRÍTICOS”
Hola.
Bueno, tras el texto de Jacobo, voy a comentar yo alguna cosilla, aunque en
muchos aspectos comparto y secundo prácticamente su texto (con matices)
Primero
Lo
primero a aclarar, porque parece ser que es una malinterpretación de una frase
mía, es el tema de los círculos. El texto no hace ningún tipo de referencia a
ello como habrás podido observar. Sí que puse alguna expresión así en el correo
que te mandé. La cuestión es muy sencilla, y a lo que se ve no me expliqué
bien. Simple y llanamente, de cara a presentar el proyecto o idea, pensamos ir
hablando con una serie de gente. Lo único que hicimos fue “ordenarlo” si así se
entiende mejor. A aquella gente que mejor se conoce, con más referencias, que
sabes que es más o menos seria, etc. No es que sea un ranking donde el primero
es el mejor y los demás no, es simplemente una cuestión de planificación. Quizá
no estuve muy acertado con las palabras, comparaciones o expresiones, pero no
es más que eso. No tiene más historia.
Segundo
Y
aquí quizá sí difiera en algo con Jacobo, yo sí creo que el texto hace
referencia también a “nuestra izquierda”. Precisamente porque el primer fallo
está en que siempre nos hemos considerado, o la única y verdadera izquierda, o
bien fuera de esa izquierda ahora liberal, cuando en realidad es la nuestra
propia (la obrera y socialista en un sentido amplio, desde la socialdemocracia,
hasta los anarquismos y los varios comunismos) la que en general (y dependiendo
de los contextos, pero para el caso de Cantabria sí nos vale) ha mutado y
basculado hacia lo que en el texto llamamos “izquierda liberal ciudadana” en
sus diversas variantes. Quizá la primera cuestión está en reconocernos a
nosotros mismos esto. La izquierda obrera en Cantabria está muerta (en otros
sitios de Europa hay algo) y los restos que hay por ahí, que se pretenden muy
revolucionarios (nuestros restos para entendernos) en parte (o totalmente)
tienen muy asumidos las características con que definíamos a la izquierda
liberal y, en general, no creo que pueda hablarse realmente de un movimiento
político sino más bien, y en la práctica, de auténticos clubes sociales más que
de otra cosa. Quizá se podría haber añadido algo así en el texto. Como también
(y ahora que lo pienso) habría que mencionar la sustitución por parte de la
autodenominada izquierda anticapitalista, de la clase trabajadora como sujeto
político por los “movimientos sociales”, y/o un popurrí de agentes (mujeres,
jóvenes, inmigrantes, gitanos, trabajadores…) reflejo precisamente de ese
planteamiento ciudadanista de raíz liberal.
En
cualquier caso, el texto no es cerrado, es reformable, lo único que pretendía
era impulsar el debate de cara al desarrollo de una organización política
socialista, cántabra y obrera, y al menos, algo de debate hay, jejeje.
Si
te refieres más específicamente a los ámbitos donde hemos militado, o lo
seguimos haciendo es cierto que se podría hacer mencionado algo, aunque también
lo es lo que comenta Jacobo. Es complicado cuando lanzas o intentas lanzar una
propuesta de este tipo partir de poner a parir a todo el mundo diciendo lo mal
que lo están/estamos haciendo. De todas formas; y esto también es consecuencia
del desconocimiento por tu parte puesto que no te dije nada y no podías
saberlo; antes de empezar directamente todo esto, Jacobo y yo planteamos al
ámbito de la izquierda cántabra-MPCL la necesidad de hacer un balance de
autocrítica y cambio de rumbo. Hubo dos asambleas de ello. Tras unos meses de
parón volvimos a retomarlo partiendo un poco también de lo ya hablado en esas
asambleas más nuestra experiencia, sentimientos y vivencias personales y
empezamos a desarrollar lo que tenemos entre manos ahora.
Aún
así, tú ya sabes que hice un artículo sólo sobre esa cuestión, si quieres te le
vuelvo a pasar.
Tercero
Partiendo
de que lo de los círculos es una mala explicación por mi parte, estoy
totalmente de acuerdo contigo en la concepción del centralismo democrático,
aspecto que habría que recuperar. Bueno, de hecho en la ponencia de ABORA, más
o menos incorporado dentro de un proyecto de cuaderno de formación en el que
colaboraste (y aprovecho de paso para darte las gracias, aunque el cuaderno no
llegó a ver la luz) hicimos una definición de asamblearismo que viene a ser
básicamente lo mismo, o muy parecido.
Cuarto
Por
otra parte, hablas sobre la cuestión de la concienciación de los individuos en
tu texto “apuntes críticos”. Efectivamente la creación de una conciencia de
clase y cántabra en una persona es un proceso complejo, interviniendo multitud
de factores, entre los que sin duda destacan, al menos en muchos casos, las
vivencias personales. Yo, personalmente, fue adquiriendo concienciación
política no porque me diera por leer algún libro, o alguien me comiera la
cabeza, sino por una serie de experiencias personales, un contexto social y
político concreto, etc. Sin embargo, no concibo el proceso de concienciación de
la clase obrera como un trabajo externo a ella. Precisamente al calor de las
luchas obreras y del contexto social es cuando determinados elementos de la
misma deciden dotarse de organizaciones estables para, con mayor eficacia,
plantear la lucha por las reformas o cambios que se plantean como clase. Es así
de como terminan surgiendo sindicatos, partidos, asociaciones, comités, etc. Y
es desde esas mismas estructuras desde donde, en un efecto de
retroalimentación, se construye o reconstituye un discurso, o una identidad
sociopolítica obrera, que luego vuelve a revertir a la clase, y viceversa. No
veo en este sentido, ningún tipo de contradicción. Un buen ejemplo nos lo da,
no ya la historia misma del movimiento obrero en Cantabria o Europa, sino las
propias dinámicas de las revueltas en Túnez o Egipto. Una (la primera) con
algunas estructuras sindicales que fueron parte importante en la revuelta, y
algunas partidarias, aunque muy debilitadas por la represión, que han permitido
tener una mayor capacidad de control frente a otros sectores: islamistas,
conservadores, liberales, etc. Y la segunda, creando nuevas estructuras
políticas y sindicales donde antes era prácticamente un desierto sociopolítico
desde un punto de vista de clase, aunque sin tener la misma capacidad que la
primera situación. Y es precisamente esa nueva organización la que está
permitiendo establecer nuevos cauces de confrontación, aglutinar una discurso
político y creador de conciencia y, sobre todo, encuadrar, estructurar y crear
militancia, base sin la cual, la reproducción de la identidad sociopolítica
obrera se ve seriamente dañada o dificultada (como en parte sucede aquí) En
este sentido, no creo para nada en el espontaneísmo. EL radicalismo del momento
puede generar elementos de alta conflictividad e, incluso, momentos con una
grado de conciencia sociopolítico muy lato, pero cuando viene el reflujo todo
ese trabajo, sino se articularon y crearon estructuras que lo sostengan,
desaparece en gran parte con el tiempo, aunque siempre pueda haber individuos
más o menos aislados o limitados que pueden seguir manteniendo un nivel de
concienciación relativamente alto.
Quinto
Mencionas
en el texto de “apuntes críticos”:
“…Incluye el texto definiciones teóricas
aceptables, desde mi humilde punto de vista marxista y de clase, sobre la
caracterización de una alternativa política socialista-cántabra, la necesidad
de organización, etc. Pero ese tipo de discursos, como propuestas repetidamente
ensayadas, está amortizado. Si no decimos y hacemos algo más (¿nuevo?),
fracasaremos, de entrada. Si sólo vamos a la gente a decirle que hay que
expropiar a los expropiadores, que hay que tomar el poder y planificar la
economía, que tenemos que ser soberanos e independizarnos, que hay que
comprometerse, seguirán sin entendernos o, en el menos malo de los casos, sin
atendernos, porque su interés y preocupación suele estar en otro sitio. …”
Entiendo
que esto encaja con lo que dices en el texto “construir una alternativa
cántabra y socialista”:
“Algunos nos encontramos entre los que
consideran que lo que hay no es suficiente o no es lo más urgente. La clave,
para quienes así pensamos, está en saber descubrir los puntos en que
coincidimos, si los hay, o si los desacuerdos son fundamentales; está en saber
si efectivamente coincidimos en los objetivos últimos y, en qué medida, también
en los intermedios y, sobre todo, en la estrategia a seguir, no sólo, para
alcanzarlos, sino también para definir esos objetivos. Si no somos
capaces de llegar a la gente con un solo planteamiento nuevo al respecto,
parece claro que fracasaremos, ya de entrada.”
…
“Además, el camino para encontrar esos puntos
de acuerdo o desacuerdo no pasa por sentarse alrededor de una mesa, los
distintos colectivos u organizaciones, y ponerse a discutir las distintas
opciones y consensuar, cediendo, unos más y otros menos, sino por dirigirse
a la gente, sin intermediarios, y que sea la gente la que haga la
depuración, la que vaya diciendo lo que hay que apoyar y lo que no. Ante todo,
publicidad y transparencia. La defensa a ultranza de la mayor unidad posible no
debe estar reñida con la defensa, sin ambages, de las posiciones de cada uno.”
Matizaciones
al respecto:
1. Nuestro texto habla de varias cuestiones
fundamentales: necesidad de organización propia y autónoma de los trabajadores
cántabros, disciplina, carácter socialista, liberación nacional y de clase como
planteamientos centrales del partido, y necesidad de desarrollar una estrategia
y táctica a corto, medio y largo plazo adaptada a los ritmos y realidad del
país. Como puedes ver distinguimos claramente entre cuestiones de carácter
principal, y la necesidad de trabajo en otros tiempos y adaptado a los
“ritmos”. No hemos entrado a decir qué es lo que hay que hacer en esos ritmos
ni a corto y medio plazo porque eso, para empezar, tenemos que ir debatiéndolo
poco a poco, y porque la realidad es cambiante y habrá cuestiones, campañas,
acciones, etc., que serán válidas para hoy pero igual dentro de x tiempo no
sirven. De hecho me pareció que lo dejábamos claro en la última parte del
texto.
2. Partiendo de lo comentado en el punto anterior,
sí que entiendo que para la definición de la acción en el corto, medio y largo
plazo es fundamental tener claro los planteamientos principales o centrales.
Creo que hay que partir de la relación dialéctica entre acciones a corto y
visión principal o a largo y medio. Uno de los problemas para mí fundamentales
de muchas experiencias políticas, es no haber tenido esto claro dando lugar, o
bien a un aislamiento total de la realidad en la que se encuentran, o bien a
una pérdida de “norte” al confundir situación inmediata con objetivos finales,
provocando la destrucción en la práctica del proyecto político original (y en
parte desde luego, seguramente combinado con muchas otras cosas, esto es causa
de la mutación de la izquierda obrera en la izquierda ciudadana) Esto es algo
básico, la acción inmediata tiene sentido si se la dota de perspectiva a largo
plazo, si no, iremos dando bandazos constantemente y no llegaremos a ningún
punto, o el sitio al que se pueda llegar desde luego distará mucho,
seguramente, de lo originalmente buscado.
3. Observo en personas, sobre todo del entorno del
SUC (quizá porque he podido tener más relación) y de cierta edad, cómo
constantemente se pregunta cómo llegar a la gente. A veces da la impresión de
que es algo casi obsesivo (entiéndase esto con todo el cariño del mundo) No es
que la gente que tenemos otra edad no nos preocupe eso, que claro que lo hace,
sin embargo no sé si lo abordamos de otra forma, al menos por mi parte. Supongo
que ese constante preguntarse parta de vuestras experiencias. Hablando
concretamente del SUC y sin conocer exhaustivamente su experiencia histórica
global, y por lo que sé y tengo visto, creo que a muy grandes rasgos el
problema de la pérdida de influencia del SUC viene: 1º por ser un proyecto
estatal que en un momento determinado se hunde (eso lo sabrás tú mejor que yo)
pero que no termina (en el caso de Cantabria al menos) de creerse o desarrollar
un proyecto cántabro propio, o bien de incardinarse en otro proyecto estatal 2º
por ser, por tanto, incapaz de desarrollar un trabajo con perspectiva a largo
plazo, 3º por refugiarse al hilo de esto en la inmediatez y en el localismo, 4º
por dinámicas propias de la época como la reconversión industrial y la
jubilación de muchos militantes, la pérdida de peso y prestigio de los
sindicatos, y la caída de la URSS
con el definitivo desmoronamiento de la izquierda obrera, 5º por acciones
erróneas o mal planificadas (por ejemplo, llamar a la gente para una asamblea
el miércoles para recoger carteles y pegarlos para una convocatoria del sábado
de esa misma semana) 6º porque en la práctica el SUC, o mejor dicho, el núcleo
duro o militante del SUC, es en general un grupo de amistad, familiar (hijos,
novios/as…) Esto yo que “vengo de fuera” lo noté muchísimo, tampoco es
exclusivo del SUC y, 7º para lo bueno o para lo malo, el SUC en gran medida
está muy condicionado por ti. No te lo tomes a mal ni como un ataque personal,
en ABORA pasaba lo mismo conmigo con el agravante de ser un grupo más pequeño
y, por tanto, en lo que hiciera mal, me equivocara, se me olvidara, o si no
tenía disponibilidad, la dinámica de la org. se resentía enormemente. Y en
general muchas de estas cosas que digo del SUC se pueden, con sus matices,
variaciones o añadidos, extrapolar a todas las orgs. de la izquierda más
autopretendidamente revolucionaria.
4. La cuestión es que, y al hilo del punto
anterior, mucha gente está/estamos dándole vueltas sobre el cómo llegar a la
“gente”. Qué estrategias, tácticas, qué cosa “nueva” inventamos, etc. Y en mi
opinión se parten de fallos fundamentales. El primero, y muy importante, y que
prácticamente no oí nunca a nadie plantearse (salvo excepciones) es que para
desarrollar una acción sociopolítica eficaz necesitas tener una
infraestructura, una base económica y material que te permita desarrollarla. Y
nadie se puso a pensar en cómo hacerlo. Sin dinero, sin financiación o apoyo
económico o, al menos, mediático, estamos muy limitados/as ¿Cómo vas a llegar a
la “gente” si no tienes una televisión más o menos masiva, unos medios de
comunicación, un dinero que permita hacer una propaganda más o menos amplia?
Por muy bien que tengas pensada la estrategia, los temas a tratar, aunque
tengamos toda la razón del mundo, etc. si sólo podemos sacar 500 panfletos
contra toda la capacidad, recursos y tiempo con que el capitalismo español nos
machaca, nuestros márgenes son bien escasos (aunque no imposibles) Cualquier
proyecto político, con su correspondiente estrategia y táctica a corto, medio y
largo plazo, si no se plantea desarrollar unas vías de financiación efectivas y
solventes, va a tener un problema muy serio. Segundo, personalmente no creo en
“vías nuevas”. Primero porque generalmente no suelen ser tan “nuevas” y ya se
probaron o están probando. Segundo, porque eso que llamamos “gente”
directamente ni se molesta en las supuestas vías nuevas (que no lo son) y a la
experiencia mía me remito. Tercero, porque no hay fórmulas mágicas y rápidas.
Lo que funciona es lo que funciona, y qué casualidad que han sido cosas que
llevan con sus variaciones décadas y décadas funcionando. Organización,
disciplina, claridad en el proyecto, capacidad económica, militancia (no me
estoy refiriendo al número –que también ayuda– sino al compromiso) trabajo
constante, con los pies en el suelo, distinción entre planteamientos
principales y pasos tácticos, agitación y propaganda, capacidad de análisis,
etc. De hecho en tu mismo texto haces constantemente referencia a cosas
“pasadas” como lo que acabo de decir, o el centralismo democrático, etc. Es
sintomático por tanto que salgan constantemente esas cuestiones. Cuarto, porque
creo que precisamente el explorar algunas de esas supuestas vías nuevas ha
producido el fracaso de proyectos políticos (relajación militante, poca
claridad en el proyecto, entrismo-ocultismo, indefinición y popurrís, falta de
eficacia, burocratismo ultra-asambleario, inmediatismo, ultrateoricismo y poca
práctica o exceso de práctica y falta de análisis, desorganización, mesianismo,
eternos debates, falta de conexión con la realidad…) Eso no quiere decir,
obviamente, que haya que hacer las cosas calcadas a como lo hacían en el siglo
XIX, pero me parece que los planteamientos fundamentales son los que perduran y
muestran su eficacia, independientemente de que haya que hacer adaptaciones a
la coyuntura, cuestiones técnicas (márquetin, desarrollo informático, …) etc.
Entiendo que es necesario tener una visión de trabajo a muy largo plazo, de
resistencia, constancia y paciencia (con tranquilidad pero sin pausa) y, sobre
todo, una visión de trabajo de hormiguita. Y, por supuesto, con mucha
inteligencia.
5. Siguiendo con el tema, está la cuestión del
sujeto “gente”. Muchas veces oigo “hay que llegar a la gente”. ¿Qué es la
gente? ¿Nosotros no somos gente? Partimos de un concepto abstracto, que no dice
nada a priori. En cierto modo es como el de “ciudadanía”. Hay que entender que
las personas estamos condicionados por nuestras experiencias vitales, por
nuestra situación en el modo de producción y por nuestra interpretación,
comprensión y/o mediatización de la realidad en la que estamos imbuidos. En
este sentido, realmente no sé a qué nos referimos con la palabra “gente”:
¿trabajadores, autónomos, personas de izquierdas, militantes de organizaciones
sociales, empresarios, funcionarios? ¿Un poco de todo? La verdad es que,
personalmente, necesitaría conceptos más concretos.
6. Y al hilo de eso, partiendo de lo que parece ser
una propuesta más concreta tuya, me parece entender que tu planteamiento es
juntarse un grupo de personas, hacer trabajo sobre unas pocas ideas básicas muy
pegadas a la realidad cotidiana de la gente para ir generando una especie de
“caldo de cultivo”, dinámica, o ambiente social, y cuando ese “caldo” sea lo
suficientemente amplio generar un proceso de constitución con los
correspondientes debates sobre los objetivos, etc. o incluso ir desarrollando
esos debates al hilo del propio proceso de creación de ese “caldo”. Me parece
entender que, resumidamente, es algo así. Corrígeme si me equivoco porque igual
me he hecho una idea que no se corresponde con lo que querías decir. Partiendo
de eso se me plantean varias cosas: lo que comentaba en el punto anterior, ¿a
qué te refieres con gente? ¿militantes de diversas organizaciones digamos
sociales (sindicatos, de barrio, vecinales…)? ¿trabajadores? ¿personas sin
militancia?... ¿cuál sería el volumen de “gente” crítico para la creación de la
organización política, 50, 100, 300, 1000? Por otra parte, ¿dónde está la
novedad? Porque procesos similares se han hecho y se están haciendo y no les
veo más eficaces de lo normal. Montones de “destacamentos comunistas” que
esperan a que haya una mayor masa militante para constituirse en partido; o
plataformas, asambleas o movimientos basadas en premisas muy básicas, etc. El
MRG de Santander es un buen ejemplo, sí, logró juntar a mucha gente al principio
pero fue un fracaso total. Y ¿cuál sería la diferencia con Cantabria No Se
Vende? En esencia está haciendo algo parecido, juntando organizaciones de
diversos ámbitos con personas sin militancia sobre unos puntos muy básicos, con
mecanismos internos de debate y consenso (esto último lo digo también según lo
que me comentaron ya que yo no estoy ahí) De hecho, conociendo cómo surgió el
proyecto, la inspiración que tiene, y la idea a largo plazo de su promotor, si
no se estanca, o se divide, lo más probable es que termine dando lugar a un
proyecto político mezcla entre el municipalismo de las CUP y los planteamientos
de la CHA, algo
así como una especie de izquierda democrática, ecologista y con ribetes
regionalistas (aunque no se defina así, pero en la práctica será una cosa de
ese tipo) Claro que no soy futurólogo y las cosas pueden variar muchísimo, y
pueden surgir factores y actores que modifiquen la situación, pero básicamente
me parece que puedo afirmar sin riesgo a equivocarme (al menos mucho) que irían
por ahí los tiros. Por otro lado, para tener una capacidad real para generar
ese “caldo de cultivo” tienes que tener una auténtica organización seria que
funcione como tal, y con los medios correspondientes (financieros, mediáticos,
militancia, etc.) En este sentido, en la práctica ya se está creando el
partido, sólo que con el hándicap de no tener ningún proyecto definido más allá
de esas cuatro cosas básicas. Lo que también me lleva a la contradicción que
supone desarrollar una “alternativa cántabra socialista” sin definir desde el
principio lo que es “cántabro y socialista” –que en esencia creo que es lo que
comentábamos en nuestro documento (apropiación de los medios de producción y
organización del trabajo por la clase obrera, y poder nacional de autogestión a
todos los niveles)– dejándolo para un proceso de debate en el que la “gente
diga lo que es válido o no”.
7. Cuando nosotros empezamos con esta cuestión, uno
de los aspectos que veíamos clave, es que necesitábamos algo que políticamente
representara una opción para los y las trabajadoras desde una visión no sólo de
clase sino también cántabra. En este sentido empezamos el proceso. Comento esto
al hilo del, para mí, falso debate sobre la “unidad”. Obviamente todos queremos
la mayor unidad posible, o contar con las máximas personas, sin embargo, la
cuestión no es que nosotros planteamos el debate en torno a la necesidad de la
“unidad” (entre quién, con quién y para qué) sino que lo que planteamos es la
necesidad de tener un instrumento político de clase y cántabro. Los términos
del debate, por tanto, pueden modificarse sustancialmente porque parten de
puntos diferentes. No se trata de buscar la máxima unidad posible, sino de
crear ese instrumento. Lógicamente nadie quiere que haya mil divisiones, pero
por juntar a x personas más a mí, personalmente, no me parece bien tener que
renunciar a una organización política de clase y cántabra. Si algo tengo bien
claro es que los trabajadores tenemos que tener nuestra propia autonomía
organizativa y política. Y a nivel cántabro lo mismo. A partir de ahí, y con
ese objetivo-planteamiento efectivamente no tengo ningún problema. Puede ser o
muy inclusivo, o muy exclusivo, según se mire. Fíjate en este texto:
“…Por consiguiente, la propiedad común de
los medios de producción sólo puede llevar al 'socialismo' si es administrada
por los propios productores, es decir, si la producción común se planifica democráticamente.
La 'administración de cosas' no es un asunto apolítico meramente técnico, sino
exige, a su vez, el control democrático. Sin embargo, tal planificación y
control democráticos sólo son posibles si existe plena libertad de discusión,
organización, publicación, etc.. Como ya lo señaló Rosa Luxemburgo en 1918, las
conquistas de la revolución burguesa-democrática de ninguna forma pierden su
importancia bajo el socialismo, sino que se hacen mucho más indispensables
todavía. Desaparece la esfera 'libre de política' formada por las relaciones de
mercado y la formación de la voluntad democrática cobra importancia universal. Por lo demás, algunos países del
'socialismo realmente existente' han introducido, cada vez más, relaciones de
mercado en sus economías de planificación central, justamente para calmar el
descontento de la población por la falta de libertad política, haciéndose, a la
vez, más flexible y eficiente (especialmente Yugoeslavia y los planteamientos
de una nueva economía en la
Checoslovaquia del año 1968).
…
Pero el socialismo debe reconocer el
significado y la justificación de la particularidad nacional y cultural. Debe
aprender a traducir el universalismo
humanista
a un pluralismo
humanista. Así como la resistencia y capacidad
regenerativa de la naturaleza descansa sobre la mayor diversidad posible de las
especies, también la fuerza y vivacidad de la humanidad depende de la
pluralidad de culturas y pueblos individuales. Aun cuando la civilización industrial capitalista
ha proporcionado a la humanidad tremendos progresos en la 'dominación de la
naturaleza', cuya problemática tendremos que estudiar más detalladamente en el
tercer punto, no debemos tampoco pasar por alto su efecto inhumano y nivelador
que destruye peculiaridades nacionales a escala mundial. Esto no quiere decir
que rechacemos la adopción de la ciencia y tecnologías europeas y norteamericanas,
por parte de otros pueblos, pero sí exigimos su aplicación consciente
respetando las necesidades concretas y peculiaridades de cada caso. La dinámica
expansiva del industrialismo capitalista (que había derribado murallas chinas
con sus productos de algodón baratos), descrita por Marx con tantos aplausos
ambivalentes, la vemos en la actualidad con mucho más crítica y escepticismo.
Es legítima la resistencia contra ese expansionismo que ha 'marginado' a la
mitad del mundo. Esa resistencia no impedirá el progreso posible y razonable
si, en interés de los pueblos mismos, uno se apropia, de forma selectiva y
productiva, todo lo que sea 'útil', y no de lo que las metrópolis industriales
prefieran exportar.
Así pues, un mundo socialista no sería precisamente uniforme
y homogéneo; al contrario, no se contentaría con tolerar y respetar las
particularidades nacionales, sino que realmente las estimularía. …”
Es un
extracto del artículo “¿Tiene un porvenir el
socialismo?” de la revista Nueva Sociedad de Septiembre-Octubre
de 1.980. El autor es Iring
Fetscher, miembro de la Comisión de los Valores
Fundamentales, adjunta a la presidencia del Partido Socialdemócrata Alemán
(SPD). Cierto es que es de 1.980, y en otros contextos (y también como tú bien
sabes el PSD Alemán fue el primero en Europa en renunciar al marxismo y el
socialismo en 1.959, lo que hace más significativo, por tanto, que alguien de
un órgano de la dirección escriba eso) pero esto a uno le lleva a preguntarse
¿tantos problemas habría, por tanto, para recuperar ese sentido socialista y
obrero, y con una base cántabra? Bueno, a lo que se ve parece que sí, pero no
tendría por qué. No se trata de hacer abstracción y derribo de todas las
tendencias, corrientes o divisiones políticas en las que, a lo largo de la
historia, se ha dividido el movimiento obrero (muchas de ellas producto de
circunstancias muy específicas, y/o de cuestiones táctico-estratégicas que en
parte hoy día ya no se producen) pero al menos sí se trata de volver a
recuperar esa centralidad de la clase trabajadora y ese sentido
antiimperialista-cántabro. Yo, en principio, no tendría problema en juntarme
con un socialdemócrata como el de arriba, ya discutiremos las vías tácticas y
estratégicas más adecuadas, pero el objetivo no es juntar a toda la
“izquierda”, o a toda la “gente”, o a todos los “cantabristas”, no, es crear
ese instrumento político de la clase trabajadora cántabra que sirva para la
toma del poder.
Sexto
Como
última anotación, quiero comentar lo de “…Hecho en
falta, de siempre, entre las posiciones soberanistas e independentistas
cántabras, una valoración valiente y honesta de cuál sería el precio,
para los cántabros (Cantabria no dejará de ser un ente abstracto), en términos
de bienestar, de igualdad de oportunidades, de desarrollo integral, de
sostenibilidad, a pagar por la conquista de la libertad política colectiva…”. Parto, de entrada, del punto de que estoy de
acuerdo contigo en que es necesario ir profundizando en ese aspecto.
Comprenderás que de la noche a la mañana no es posible hacerlo, pero sí que es
necesario ir concretando dentro de las posibilidades, y de las lógicas
variables y cambiantes de la tecnología, información, cambios productivos y de
consumo, etc. Ten por cuenta que hay cosas que no son tan fáciles de definir,
¿quién sabía hace 30 años de las necesidades actuales de informatización y
expansión de redes de internet? Por poner un ejemplo. Pero aparte de eso, sí
tengo la sensación de que siempre tengo que pasar por una especie de “examen”
cada vez que sale esta cuestión. Sobre el carácter socialista, sobre la
viabilidad, etc. cuestión que en ningún momento veo que se planteen a otras
opciones. ¿Alguien se molestó en explicar cómo va a ser viable una sociedad
socialista, sea a nivel cántabro, español o europeo? ¿Cómo se van a hacer los
cálculos de los precios, la planificación de la producción, la contabilidad?
¿Cómo se van a calcular o establecer los salarios? ¿Habrá salarios? ¿Cómo se
combina el centralismo inherente a la planificación, con el control democrático
por parte de los trabajadores? ¿Cómo combinamos la necesaria especialización
técnica con la participación obrera? ¿Cuáles son los costes de la burocracia
que necesariamente va a tener que existir? ¿O realmente se cree que se puede
funcionar sin unos mínimos de burocracia? ¿Cómo se haría? ¿Cómo se
estructuraría políticamente y a nivel jurídico? ¿Se permitiría pluralismo
político y sindical? ¿En una sociedad socialista puede haber huelgas? ¿Y los
costes en defensa? ¿La ayuda exterior? ¿Con quién vamos a comerciar y en qué
condiciones? Y, aparte de todo esto ¿Cómo se combina el socialismo con los
nuevos “mantras” asumidos por la aplastante mayoría de la llamada “izquierda”
sin ningún tipo de análisis, pero que están bien extendidos, como el
decrecimiento, la denostación de lo industrial, la ultravalorización e
idealización más allá de lo racional de producciones extensivas
agro-ecológicas? ¿Seremos capaces de dar de comer a la gente? ¿Y qué hacemos
con los tan demandados derechos de los animales, etc.? En fin, podríamos seguir
así hasta el infinito. Lo que sí tengo que decir es que, aún como ya dije
estando de acuerdo con que hay que ir esbozando parámetros de viabilidad y
construcción de esa Cantabria independiente y socialista, tampoco no me parece
normal el nivel de exigencia que se nos hace a la “nueva generación” para
entendernos, máxime con gente que ya tenéis una edad. Se supone que en la
primera asamblea nacional de 1.983 ICU se declara izquierda revolucionaria
nacionalista, sin embargo de la gente que estuvo allí metida, posteriormente a
la “implosión” no salió nada en esa clave. Ni siquiera un grupo de opinión o
foro de debate. O al menos yo no tengo conocimiento. Lo cual también es
significativo y da qué pensar sobre quiénes realmente se creían eso. En ese
sentido, los más mayores habéis tenido 30 años para, al menos, ir “haciendo
algo” en el sentido que tú hablas, o, al menos, haber concretado algunos
parámetros de carácter teórico. Sin embargo nada de nada, o casi nada (salvo un
libro y alguna ponencia para el PRC, ADIC y el proceso de unidad sindical de
principios de los 90. Todos que yo sepa hechos por Alegría) En este sentido,
otra de las cuestiones que se planteaban de cara a desarrollar un proyecto
político socialista, obrero y cántabro, es precisamente para ayudar a dejar
unas estructuras, una base, que sirvan de puente para las posibles nuevas
generaciones y que éstas no tengan que empezar de cero, o casi de cero, como
nosotros/as.
No hay comentarios:
Publicar un comentario