Tres meses sin opinar,
cuando están pasando tantas cosas, es demasiado para quien no puede
evitar sentirse concernido, cuando lo que está en juego es la
política o, lo que es lo mismo, las decisiones que, durante cuatro
años, van a condicionar nuestras vidas, las de nuestros vecinos y
conciudadanos .
En este tiempo hemos
podido asistir al espectáculo de la multitud de listas electorales
que concurrían a las elecciones y las distintas valoraciones de los
resultados. Como siempre, todos han ganado.
Para el PP, sus
resultados son históricos. El PSOE se consuela con no haber perdido
tanto y acaricia recuperar la Alcaldía. El PRC satisfecho pues se le
presenta una nueva oportunidad de gobernar. Blanca Rosa porque se ha
sacado la espina de su expulsión del partido. ACPT porque ha
duplicado su representación. Torrelavega Puede porque, desde la
nada, ha conseguido entrar. IU porque ha conseguido más votos. Y
EQUO porque para ser su primera experiencia a nivel local, no está
mal.
Me interesa detenerme en
los cuatro últimos, los que fueron llamados, en Octubre pasado, a
intentar la confluencia.
La victoria de ACPT es
pírrica pues, aunque ha conseguido doblar la representación, en
realidad sólo ha crecido en un 14%, cargando, a cambio, con la
responsabilidad de ser quien frustró la posibilidad de alcanzar un
acuerdo para la construcción de una amplia Asamblea Popular. A la
larga, le pasará factura. IU iba a ganar, de todas las maneras, pero
no se implicó a fondo y no sabemos si se arrepiente de ello. De
Torrelavega Puede apenas hemos sabido, salvo que ha obtenido un
concejal. Ni Agrupación Electoral, ni primarias, ni programa
participativo, ni campaña publicitaria. Una caricatura de Podemos,
la marca gracias a la cual ha obtenido los votos.
Sumar para multiplicar.
Hoy, mucha gente coincide en que, de haberse logrado la confluencia,
podíamos estar hablando de cinco, seis y hasta siete concejales, con
lo que eso significa. Quizás alguien debería hacernos comprender lo
que significaría dar un salto así. Hoy no estaríamos pendientes de
si PSOE-PRC te dan plantón o si aceptan alguna de las propuestas que
ACPT les hace.
Y quiero centrarme en
esto último.
Por mucho que se diga que
sólo se está negociando la investidura, el hecho de entrar al
intercambio de propuestas significa, a todas luces, y así lo
entenderán los ciudadanos, que se confía en los interlocutores.
ACPT siempre ha responsabilizado a PSOE y PRC de la grave situación
en que se encuentra Torrelavega. Cualquier tipo de acuerdo va a
condicionar las futuras relaciones políticas con estos dos partidos.
Si han confiado en un momento, ¿por qué no van a confiar en otros?
¿Qué garantías hay de que los interlocutores cumplan lo acordado?
¿La moción de censura? ¿Con quién, con Ildefonso y los
“fascistas” que acompañan a Blanca Rosa?
PSOE y PRC le han hecho
sentirse a ACPT imprescindible y ésta ha caído en la trampa. ¿Por
qué han aparentado que la preferían antes que a Blanca Rosa? El
abrazo del oso. Siempre sacarían provecho de haber sido capaces de
pactar con los “extremistas asamblearios” y, en alguna medida,
los tendrían “amarrados” porque estos se sentirían
condicionados por “la cordialidad” con que habían sido tratados.
El rechazo inicial a Blanca Rosa era postureo, una concesión a la
todavía Secretaria Local, Lydia. Pero, conseguir, nuevamente la
Alcaldía, para un partido que sólo sabe hacer política desde el
poder, es algo a lo que se pueden sacrificar las más hondas
dignidades personales.
ACPT ha medido mal, ha
reivindicado más de lo que planteaba en su propio programa
electoral. Y todo por un simple voto de investidura. Es comprensible
que no quiera que vuelva a gobernar el PP porque muchos de sus
votantes no lo entenderían. Pero debería haber ofrecido su voto a
Cruz Viadero sin pedir nada a cambio. Así permanecerían más libres
ante el Gobierno y ante el electorado. Que el PSOE le ofrece algo?
Puede aceptarlo o no, pero no sería lo importante.
Siempre me gustó el
circo, pero no en política. Y lo de la “negociación ante el
público” era un circo. Hasta el anuncio, “el mayor espectáculo
nunca visto” sonaba a caravana publicitaria circense. No
garantizaba la transparencia, porque nadie sabría si había o no
otros acuerdos secretos y, por el contrario, ocultaba la falta de
coherencia que supone negociar con quien consideras responsable de
todos los males. ¿No sabían con quién estaban tratando? En
política vale más pecar de desconfiado que de cándido. La lucha de
clases existe. ¿ACPT lo ha olvidado?
Por último, me sorprende
el silencio del PCPE, ese partido que inmediatamente salió
descalificando el intento de confluencia porque lo consideraba “un
falso atajo” y ahora no dice nada sobre esta incoherencia de ACPT.
¿El silencio otorga? ¿Ha perdido peso en la Asamblea?
El mundo no se ha acabado
y tendremos que aprender de lo vivido.
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