sábado, 8 de octubre de 2016

¿OTRA VEZ A VOTAR?

Creo que sí.

Es sorprendente lo rápido que cambian los centros de interés de la opinión pública (o más bien, de la opinión publicada, la que ocupa los espacios informativos y de debate de los medios de comunicación).

En un santiamén Venezuela ha dejado de tener problemas de violencia, hambre y desabastecimiento. Ya no hay allí presos políticos a los que liberar o, mejor dicho, sigue habiendo presos pero, al parecer no son políticos, serán los que llamamos “sociales”, los que no escandalizan a nadie porque estén en prisión. ¡Qué vergüenza la utilización que se ha hecho de este tema por intereses electorales!

La gran pregunta ¿dónde está el millón de votos perdidos de Unidos Podemos? sigue coleando, y las explicaciones que dan los podemitas no convencen a quienes siguen anclados en una forma tradicional de hacer y valorar la política y no comprenden otras formas de analizar y valorar los hechos. Pero, rápidamente, dejará de tener interés.

Menos aún ha durado el morbo de si Podemos e IU van a seguir confluyendo. “Que vienen los comunistas” preocupa poco. En el fondo, preocupa menos esto que lo de la pérdida de votos de la confluencia. Porque la confluencia ha funcionado contra la Ley d'Hont. Lo que preocupa a los de siempre son los votos que Unidos Podemos ha obtenido, no los que ha perdido. Porque muchos de esos votos son los clásicos restos, ese último diputado que siempre se llevaban los grandes partidos, y que, esta vez, ha caído del lado de Unidos Podemos. Sólo así se explica que, con un millón de votos menos, hayan mantenido los setenta y un diputados. Podemos, no obstante, tendrá que explicarse a sí mismo esa pérdida de votos si quiere mirar el futuro con más objetividad y menos idealismo.

El interés cambia vertiginosamente de centro (llevamos apenas doce días) y todos miran, ahora, al PSOE. A nadie le preocupa que el PP haya obtenido más votos, a pesar de los escándalos de la corrupción. No hay más pregunta que si los socialistas votarán NO o se abstendrán. La respuesta del PSOE es cansina: primero que lo intente Rajoy... y después? Como les dice Felipe González, ni ellos lo saben. El PSOE no sé. Haga lo que haga lo va a pagar. Pero Pedro Sánchez sí lo sabe: si no es presidente se acaba su carrera política y, en el secreto de su corazón (porque no le dejan decirlo en voz alta) suspira por poder intentar de nuevo su investidura.

Curiosamente, en algo coinciden todos: todos dicen que no habrá terceras elecciones. Afirmación que no se sostiene: si no hay apoyo a Rajoy, si Ciudadanos le pone el veto, y si los socialistas no se abstienen y tampoco pactan con Unidos Podemos (su Comité Federal lo ha prohibido), si todos cumplen su palabra, tendrá que haber terceras elecciones.

Además, a Rajoy, me da que le interesa. Sólo tiene que demostrar que la culpa la tienen otros, el PSOE, sobre todo. Esa es su estrategia. Rajoy confía en que unas nuevas elecciones, después de fracasar en su intento de investidura, por culpa de los demás, le darán más votos y quizás, a la tercera la vencida, obtenga los suficientes como para gobernar sólo (que es lo único que sabe) o cediendo lo mínimo para obtener algún apoyo. Esperar que el fruto caiga maduro, sin hacer ningún esfuerzo, es muy propio de don Mariano. De ahí su parsimonia a la hora de entablar conversaciones para buscar apoyos. No hay prisa si, mientras tanto, siguiendo en funciones, puede tomar decisiones que favorezcan a sus padrinos, a los de siempre, como lo último del depósito de Gas de Doñana.

De cualquier manera, que tengan que repetirse las elecciones no es tanta tragedia si el resultado sirve para salir del atolladero. Otra cosa es lo que preocupe a los partidos. El interés general no les importa. Podemos lo ha dejado claro: se quedará en la oposición. Lo debía haber hecho ya el 20D, por la noche, y dedicarse a consolidar lo alcanzado (¡¡71 diputados en dos años!!) y seguir construyendo su alternativa y ampliar las confluencias, sobre todo, con los movimientos sociales, dando oportunidades a que la gente decida. Volver a caer en el juego de las negociaciones, intentar negociar con el PSOE para impedir que gobierne el PP, pasar de guatepeor a guatemala, a estas alturas ya no les vale. Parece que Unidos Podemos lo tienen claro. Sin embargo, el paso del PSOE a la oposición, sin más, sin obtener nada a cambio, oponiéndose a apoyar, por activa y por pasiva, al PP, ofrece muchas dudas y está por ver.

Con todo, ser espectador de tanta comedia y provocar con premoniciones como la que abre estas líneas sería divertido (que no lo es) si no estuviera tanto de “lo nuestro” en juego.


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