Creo que sí.
Es sorprendente lo rápido
que cambian los centros de interés de la opinión pública (o más
bien, de la opinión publicada, la que ocupa los espacios
informativos y de debate de los medios de comunicación).
En un santiamén
Venezuela ha dejado de tener problemas de violencia, hambre y
desabastecimiento. Ya no hay allí presos políticos a los que
liberar o, mejor dicho, sigue habiendo presos pero, al parecer no son
políticos, serán los que llamamos “sociales”, los que no
escandalizan a nadie porque estén en prisión. ¡Qué vergüenza la
utilización que se ha hecho de este tema por intereses electorales!
La gran pregunta ¿dónde
está el millón de votos perdidos de Unidos Podemos? sigue coleando,
y las explicaciones que dan los podemitas no convencen a quienes
siguen anclados en una forma tradicional de hacer y valorar la
política y no comprenden otras formas de analizar y valorar los
hechos. Pero, rápidamente, dejará de tener interés.
Menos aún ha durado el
morbo de si Podemos e IU van a seguir confluyendo. “Que vienen los
comunistas” preocupa poco. En el fondo, preocupa menos esto que lo
de la pérdida de votos de la confluencia. Porque la confluencia ha
funcionado contra la Ley d'Hont. Lo que preocupa a los de siempre son
los votos que Unidos Podemos ha obtenido, no los que ha perdido.
Porque muchos de esos votos son los clásicos restos, ese último
diputado que siempre se llevaban los grandes partidos, y que, esta
vez, ha caído del lado de Unidos Podemos. Sólo así se explica que,
con un millón de votos menos, hayan mantenido los setenta y un
diputados. Podemos, no obstante, tendrá que explicarse a sí mismo
esa pérdida de votos si quiere mirar el futuro con más objetividad
y menos idealismo.
El interés cambia
vertiginosamente de centro (llevamos apenas doce días) y todos
miran, ahora, al PSOE. A nadie le preocupa que el PP haya obtenido
más votos, a pesar de los escándalos de la corrupción. No hay más
pregunta que si los socialistas votarán NO o se abstendrán. La
respuesta del PSOE es cansina: primero que lo intente Rajoy... y
después? Como les dice Felipe González, ni ellos lo saben. El PSOE
no sé. Haga lo que haga lo va a pagar. Pero Pedro Sánchez sí lo
sabe: si no es presidente se acaba su carrera política y, en el
secreto de su corazón (porque no le dejan decirlo en voz alta)
suspira por poder intentar de nuevo su investidura.
Curiosamente, en algo
coinciden todos: todos dicen que no habrá terceras elecciones.
Afirmación que no se sostiene: si no hay apoyo a Rajoy, si
Ciudadanos le pone el veto, y si los socialistas no se abstienen y
tampoco pactan con Unidos Podemos (su Comité Federal lo ha
prohibido), si todos cumplen su palabra, tendrá que haber terceras
elecciones.
Además, a Rajoy, me da
que le interesa. Sólo tiene que demostrar que la culpa la tienen
otros, el PSOE, sobre todo. Esa es su estrategia. Rajoy confía en
que unas nuevas elecciones, después de fracasar en su intento de
investidura, por culpa de los demás, le darán más votos y quizás,
a la tercera la vencida, obtenga los suficientes como para gobernar
sólo (que es lo único que sabe) o cediendo lo mínimo para obtener
algún apoyo. Esperar que el fruto caiga maduro, sin hacer ningún
esfuerzo, es muy propio de don Mariano. De ahí su parsimonia a la
hora de entablar conversaciones para buscar apoyos. No hay prisa si,
mientras tanto, siguiendo en funciones, puede tomar decisiones que
favorezcan a sus padrinos, a los de siempre, como lo último del
depósito de Gas de Doñana.
De cualquier manera, que
tengan que repetirse las elecciones no es tanta tragedia si el
resultado sirve para salir del atolladero. Otra cosa es lo que
preocupe a los partidos. El interés general no les importa. Podemos
lo ha dejado claro: se quedará en la oposición. Lo debía haber
hecho ya el 20D, por la noche, y dedicarse a consolidar lo alcanzado
(¡¡71 diputados en dos años!!) y seguir construyendo su
alternativa y ampliar las confluencias, sobre todo, con los
movimientos sociales, dando oportunidades a que la gente decida.
Volver a caer en el juego de las negociaciones, intentar negociar con
el PSOE para impedir que gobierne el PP, pasar de guatepeor a
guatemala, a estas alturas ya no les vale. Parece que Unidos Podemos
lo tienen claro. Sin embargo, el paso del PSOE a la oposición, sin
más, sin obtener nada a cambio, oponiéndose a apoyar, por activa y
por pasiva, al PP, ofrece muchas dudas y está por ver.
Con todo, ser espectador
de tanta comedia y provocar con premoniciones como la que abre estas
líneas sería divertido (que no lo es) si no estuviera tanto de “lo
nuestro” en juego.
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